Esto dice el Señor a Ciro, su ungido, a quien yo tomé de la mano para someter a las naciones y desatar las cinturas de los reyes; para abrir puertas ante él sin dejar que se cierren: Por amor de mi siervo Jacob y de Israel, mi elegido, te he llamado por tu nombre, renombre te he dado antes que me conocieras.
Yo soy el Señor, no hay ningún otro: no existe dios fuera de mí. Yo te he ceñido antes de que me conocieses, para que se sepa desde el levante hasta el poniente que no hay nadie fuera de mí.
Yo, el Señor, y ningún otro.
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